Historia del Perfume
22 de febrero de 2021
El uso del perfume es algo totalmente cotidiano. Utilizamos fragancias o colonia para oler bien, para agradar a los otros, por sentirnos bien, pero desde el inicio de nuestros tiempos, no era así. En Polichus te explicamos la historia del perfum.

Origen del perfume
Los primeros indicios que tenemos de que el hombre ya empleaba los aromas olorosos o perfumes datan del sexto milenio a.C., en Oriente Medio, hace 8.000 años.
Quemar mirra, casia o nardo suponía obediencia y respeto, con lo que el perfume, que al principio funcionó también como desodorante, era un elemento de lujo.
En el año 3.500 a.C., los sumerios untaban su cuerpo con aceites y alcohol de jazmín, madreselva, lirio y jacinto. Pero no era algo que se dejase al azar o al criterio de cada individuo, cada parte del cuerpo requería un aroma distinto.
Sumeria era en ese tiempo la civilización más compleja y avanzada del mundo y se considera a los sumerios los primeros en crear y desarrollar perfumes y ungüentos.
1.500 años antes de Cristo, en la Antigua India, en los milenarios libros religiosos de los Vedas, se puede encontrar la palabra atar que significa olor, pero también soplo, humo y esencia. Tuvo además usos cosméticos y embellecedores.
Los fenicios, fueron los primeros en comerciar con perfumes hace casi 4.000 años. Frascos y pomos de esencia de flores y plantas eran transportados de Oriente a Occidente por el Mediterráneo. Se trataba de un producto versátil, utilizado en distintos ámbitos de la vida social y religiosa, pero también como sustancia médica.
De las primitivas ceremonias religiosas, donde el olfato era muy importante, han sobrevivido hasta nuestros días algunos de aquellos perfumes, como el del incienso y el botafumeiro. Se hablaba del olor de la divinidad como todavía hoy hablamos del olor de santidad.
A partir de este punto, las civilizaciones y pueblos más importantes utilizaron el perfume y lo fueron perfeccionando, tanto en calidad como en variedad. Existían tanto perfumes para mujer como perfumes para hombres.
Etimología de la palabra perfume
Para comenzar te queremos informar de dónde procede la palabra perfume. Pues bien, proviene de la unión de dos palabras del latín: “per” y “fumare”, cuyo significado es “producir humo”.
Esto es así ya que en sus orígenes, la única manera de obtener olores agradable era quemando ciertas sustancias cuyo humo tenía un agradable aroma. Ya en nuestros tiempos, el término “perfume”, por definición, hace referencia a un líquido aromático que utilizan tanto mujeres como hombres.
Fuente: curiosfera-historia.com

El siguiente paso dentro de la historia y evolución del perfume lo encontramos en Oriente, en concreto en el imperio Bizantino del siglo V, heredero natural de Roma. En cuanto a las fragancias, Bizancio tomó el relevo en cuanto el arte de la perfumería se refiere y desplegó una floreciente industria. Incluso mucho más grande que la del Imperio Romano, ya que tenía más proximidad con las materias primas para la fabricación de perfumes. También ayudó a ello que contaban con la colaboración de la población aborigen de sus vecinos orientales, que contaba con una gran tradición perfumista. Todo lo contrario que sucedía con la Antigua Roma, que era sobretodo importador. Pero no pasarían muchos años para que surgiese una nueva potencia perfumera: los árabes. Fuente: curiosfera.com

Las que pertenecen a este signo de tierra gustan de la buena vida, pero les gusta que se dé en sus propios términos. Les gusta analizar (léase pensar demasiado) y pueden disfrutar de pasar un rato tranquilo sin hacer nada. Elige un perfume con notas de sal marina; añade profundidad a las fragancias florales o afrutadas y amplifica las notas ahumadas de fragancias más amaderadas o con base de madera de oud. A las tauro les encanta la comida, y tiene sentido, ya que la sal es el ingrediente más indispensable. Fuente: vogue.es

Aunque la idea de definir olores se remonta a Aristóteles, las clasificaciones de perfumes proliferaron a finales del siglo XX, cuando la industria y los perfumistas sintieron la necesidad de establecer familias para poder agrupar aquellos perfumes con estructura y características similares. No obstante, hoy en día no existe una clasificación universalmente aceptada, pues es un hecho que cada persona aprecia las fragancias de forma distinta y que algunas creaciones no tienen líneas claramente delimitadas. Algunas fragancias son un cóctel de notas olfativas que podrían encajar en varias familias al mismo tiempo y, en otros casos, hay propuestas que prefieren directamente no etiquetarse. Diferentes comunidades internacionales del perfume proponen distintas clasificaciones. Os proponemos una clasificación con siete familias olfativas, seis que son comúnmente aceptadas: Cítrica, Floral, Fougère, Chipre, Amaderada y Oriental o Ambarada, a las que incorporamos Gourmand, una familia en alza muy apreciada en nuestra cultura, con una gastronomía arraigada. En cualquier caso, la realidad siempre es más compleja y hay otras familias fluctuantes que no queremos dejar de mencionar, como Aromática, Acuática, Frutal o Cuero y, además, cada una de las categorías que os presentaremos pueden dividirse a su vez en subfamilias con mayor detalle de matices. Fuente: academiadelperfume.com

Aquellas que pertenecen al primer signo del zodíaco simbolizan precisamente eso: son valientes, seguras de sí mismas e imparables elijan el camino que elijan. Precisamente por ser un signo de fuego estás llena de optimismo, siempre en movimiento y no eres de las que acatan las reglas. ¿Necesitas refrescar tu repertorio de perfumes? Busca fragancias con notas de menta. Si te encuentras atrapada en pleno día frenético (lo cual te sucederá, porque eres aries) el aroma fresco, original y que recuerda un poco a la pimienta de esta hierba fresca puede hacer que huelas bien sin ser demasiado abrumadora. Fuente: vogue.es